31 oct 2011

Extraescolares de este año

En los próximos post voy a resumir un poco lo que estamos haciendo educativamente durante estas primeras semanas de "curso".

Empiezo por las actividades extraescolares:

Este año D. ha querido ir a clases de tenis voluntariamente. La verdad es que el primer día fue ilusionado, pero cuando salió no quería volver, hubo gritos, prisas y bastante mal rollo. Pero, afortunadamente, hablamos con él para darle otra oportunidad, le dijimos que igual el profe tenía que adaptarse un poco y le aseguramos que si en unos días la cosa no cambiaba dejaría de ir. Pero parece que el profesor ha sabido adaptar las circunstancias y ahora D. va encantado, dice que se le hace muy corto. Va tres veces por semana (si no llueve).
En principio quería dejar de ir a kárate, pero después tuvimos una conversación para saber por qué no estaba a gusto, y tras esa conversación, que fue muy clarificadora para todos, ahora va contento.

Al final va a actividades (sólo una hora) todas las tardes de lunes a viernes. Yo creía que igual sería mucho para él, pero me equivocaba, no solo va tranquilo y contento, sino que además veo que le va genial, en muchos aspectos.

También va a probar una clase semanal de 45 minutos de música con el método Willems, me han hablado muy bien de él, ya veremos qué dice él.

 
Aparte, en cuanto a actividades físicas y deportivas, también vamos más o menos cada 15 días a la piscina.

Semanalmente ahora que viene el frío, solemos ir también al décathlon alguna tarde y hacer escalada, baloncesto, saltos, patinaje, o lo que le apetezca. Y estos días casi todas las tardes bajamos un rato con la bici, porque está emocionado de poder andar ya sin ruedines. Además para nosotros es fundamental que coja buena práctica en la bici, en cuanto le veamos preparado le conseguiremos una bici grande para acompañarnos en las excursiones a bici que nos encantan hacer, porque ahora mismo en la sillita de la bici ya no cabe bien.

28 oct 2011

Pasitos atrás

Una de las cosas positivas que nos permite tener un bebé en casa es poder rescatar los juguetes y libros de bebé. Es sorprendente para D el volver a manipular estos objetos con sus nuevas habilidades y capacidades. Los libritos que le gustaban por su movimiento o su color o sonido ahora lo hacen por otros motivos. A los juguetes y juegos les encuentra usos distintos, y a veces también similares a los que usó en su día.

Dar pasitos atrás creo que es muy bueno, porque uno afianza y coge impulso para adelante.





23 oct 2011

Experimentando con el aire

En el libro de Benezén el pescador hay una cueva submarina que tiene aire dentro. A D le fascinó esa idea y no podía comprender cómo una cueva debajo del agua podía tener aire.


Esto nos llevó a hacer varios experimentos. En la bañera metimos un vaso boca abajo para observar cómo realmente no entra agua dentro. Estaba con los ojos como platos, alucinó directamente.


Imagen de sepiensa.org

Además pudo observar cómo había que hacer fuerza para meterlo en el agua, cómo el aire hacía presión y fuerza contra el agua. Llenamos el vaso de agua para meterlo y vimos cómo se hundía con facilidad, mientras que al meterlo "vacío" era más difícil.


Pudo entender bien que lo que vemos "vacío" realmente no lo está, y que el aire es "algo" que tiene ciertas propiedades.


Le alucinó la idea de que el aire pudiera hacer fuerza contra el agua y le "ganara". Decía que el aire era muy "débil y blando" que cualquier cosa le tenía que "poder".

Así que le propuse otros experimentos. En uno se trataba de apretar el émbolo de una jeringuilla llena de aire con el agujerito tapado para tratar de aplastar el aire. No podía claro, y casi no podía creerlo. Después también busqué un artilugio para hacer "el vacío", y diversos experimentos del mismo estilo.


Todo esto nos hizo comprender mejor el aire, y nos ayudó a introducir propiedades de los diferentes estados de la materia.

22 oct 2011

Benezén, el pescador.

Hemos estado leyendo este libro que cogimos así por casualidad en la biblioteca. Le ha gustado tanto que lo hemos leído tres veces seguidas!!!! y algunas partes del libro las habremos leído más de seis veces.

A los dos nos ha sorprendido el libro gratamente, pero a D le ha fascinado.

Es el típico libro del que puedes sacar mil cosas para tirar de él. Tiene un argumento que invita a hablar sobre la ecología, la sobreexplotación pesquera, etc. También, el desarrollo del libro coge unos derroteros curiosísimos que nos permiten reflexionar sobre la codicia, las expectativas de los padres para con los hijos, las vueltas que puede dar la vida, como un hecho negativo puede ser para algo bueno y al revés, etc.

También tiene un punto con una reflexión muy interesante sobre la muerte que a D le ha encantado y le ha dado mucho juego, a menudo durante el día me viene a contar algo más que piensa de esa parte, se nota que le ha hecho pensar mucho.

Hemos hablado y hablado hasta la saciedad de todos estos temas de educación en valores y educación emocional.


Pero no solamente se queda allí, es un libro al que se le puede sacar mucho jugo. Está muy bien escrito, tiene un montón de metáforas, comparaciones,... a D le han interesado muchas de ellas y creo que ha aprendido bastante sobre el lenguaje literario. Aparte de aumentar también mucho vocabulario.

El libro también nos ha introducido muchos temas nuevos para D, como son los corales, los pólipos, las ostras perlíferas, la vida de un pescador tradicional, terminología sobre barcos y aperos de la pesca, etc.

Ahora estoy dándole vueltas a cómo poner todo esto en un lapbook para poder seguir investigando un poco en estos temas que le han gustado tanto. Tenía algo de material para hacer un lapbook sobre barcos que le apetecía, y creo que fusionaré las dos ideas en una, a ver qué opina.

21 oct 2011

Horario para aprender

Este año la pequeña Z tiene una edad mucho más díficil para esto del HS. Se acabaron los ratos de tranquilidad leyendo libros mientras la bebé teteaba. Ahora está muy activa, hay que estar mucho por ella. Si tenemos un libro entre manos nos lo intenta quitar, aunque acabe desistiendo si me pongo tozuda, tampoco aguanta que leamos mucho rato sin volver a intentar meterse en medio... normal, la pobre!!!

Pide mucha atención, quiere coger todo lo que tiene su hermano, hacer todo lo que él hace, mirar todo lo que él mira, quiere que yo la siga en sus aventuras, quiere salir a la terraza, jugar con el agua, abrir los cajones y armarios, sacar y meter juguetes, explorar y explorar. Y todo quiere hacerlo acompañada. Intentar hacer algo con concentración mientras ella está alrededor es poco menos que imposible.

Los días se nos van y se nos van... taaaaaaan rápidos. Me faltan horas. Durante unas semanas he tenido una sensación muy desagradable, de haber acabado el día y no haber propuesto nada, incluso peor... de no haber hecho apenas caso a ningún proyecto o pregunta de D.

Pero como todo al final se pone en su sitio, estoy segura de que iremos encontrando la forma de volver a organizar el aprendizaje en familia. La situación ha cambiado, y tratar de perseverar en lo imposible no es inteligente. Nuevas circunstancias requieren nuevas estrategias.

Así que últimamente me encuentro que duermo a la pequeña Z y cuando está dormida voy a acostar a D pero tardamos más de dos horas en el proceso.

Siempre leemos parte de un libro "de historias" (literatura) antes de acostarnos, a veces por temporadas es de aprender cosas de dinosaurios. Pero yo, hace unos días, le propuse leer primero parte de un libro de "cosas de aprender". Claro, la idea le encantó. Tenemos el libro Mi primer Larousse de Ciencias que apenas le había interesado hasta ahora. Creo que está bastante bien. La parte de los animales es un poco floja, él sabe mucho más ya, pero le gustó igualmente. Ahora estamos en las plantas. Iremos avanzando a través el cuerpo humano, y creo que toca algo también de geología y ecología al final del libro.



La verdad es que le gusta muchísimo leerlo, siempre lo pide, aunque ya sea tardísimo.

También un día llevé un cuadernito para intentar hablarle de la diferencia entre AS y SA. Lo entiende pero no lo acaba de asimilar. Está un poco verde todavía para la lectura, yo seguiré poco a poco introduciéndole conceptos sencillos, pero me doy cuenta de que no es su momento aún. Tranquilamente, no tenemos prisa.

El caso es que quiso que hiciéramos juntos unos dibujos y ahora tenemos el cuaderno allí, hacemos unos dibujos, nos reimos un montón dibujando payasadas y luego le ponemos algunos títulos, con lo que vamos practicando un poco la lectura y la escritura.

Además ha trasladado a la cuna de su hermana (cuna sidecar que la nena jamás usa y que está llena de libros, juguetes, cuadernos, pañuelos, botellas de agua y otros trastos) unos libritos y unas fichas de inglés, para que le lea algunas palabras cada noche.

Si le intentara leer algo en inglés por el día me mandaría a la porra directamente, pero a esas horas, y con tal de alargar el momento de irse a dormir que no le gusta nada y por disfrutar de ese momento juntos, hace lo que sea!!!! jajajaja

Para acabar el día contentos y relajados, leemos un libro (o parte de él) que disfrutemos juntos.

No era lo que yo tenía planeado para este curso, en invierno me gusta acostar a los niños pronto y tener un rato en pareja y otro rato para mis cosas. Pero hay que adaptarse, y la verdad es que este rato es muy fructífero y lo disfrutamos mucho.

11 oct 2011

Currículum y programación

Sé que a la mayoría de mamás homeschoolers que frecuentamos la blogosfera nos gusta saber cómo se organizan los demás para sacar nuestras propias ideas.

Yo voy a intentar explicar hoy un poco cómo es nuestra organización del aprendizaje en familia.

Empezaré con algo de "historia" de nuestro estilo educativo.

Cuando mi hijo era un bebé hice el CAP (Curso de Adaptación Pedagógica) para ser profesora de secundaria. La verdad es que enseñar siempre se me había dado bien y me gustaba, así que, en esos momentos de crisis en que mi vieja profesión ya no me gustaba, creía que por ahí podría ir mi futuro laboral.

El curso fue fantástico, los profesores realmente increíbles, me abrieron la mente a un mundo nuevo, a una educación muy diferente.

Después llegaron las lecturas de los libros sobre educación libre, y por último mi experiencia en un instituto de secundaria.

Todo ello me convenció de que el sistema educativo está desfasado, no funciona, todos los profesores lo saben, pero casi ninguna persona implicada en el sistema educativo hace nada para cambiarlo. La mayoría porque no tienen vocación, para ellos es solamente un trabajo bien pagado con muchas vacaciones. Pero los que sí tienen vocación y querrían cambiar las cosas lo tienen imposible, hay demasiado en su contra...

Decidí que ese no era mi camino. ¿Cambiar las cosas? Sí, por supuesto. Pero no de ese modo. ¿Volver a nadar contracorriente, volver a intentar luchar en solitario ganándome enemigos, sintiéndome aplastada por la rueda del sistema...? no gracias!!!

Sin embargo, poco después comenzó a aparecer en mi vida una nueva vocación, surgió como una necesidad imperiosa de trabajar en mí misma y acompañar a otros en su camino hacia su interior. Así que deseché el camino de la enseñanza. También abandoné mis investigaciones y descubrimientos en este campo. En esos años tenía cosas más urgentes e importantes de las que ocuparme. Primero debía crecer yo, educarme a mí misma en el difícil arte de vivir...

Pasó el tiempo, mi hijo creció. No con pocas dificultades se fue convirtiendo en un niñito que no estaba preparado ni remotamente para ir a la escuela normal. Además la escuela normal no nos gustaba nada. Seguimos en casa... ya veremos qué pasa al año que viene...

Durante los dos años siguientes nos implicamos en la creación de un espacio de educación libre con la intención de que mi hijo se educara en él. Más por mi cabezonería que por otra cosa. El niño ni pedía, ni quería, ni estaba tampoco preparado para ir a ningún tipo de colegio (libre o no). Su padre consideraba que era una pérdida de tiempo, veía casi imposible conseguir sacar adelante un proyecto de semejante envergadura.

De repente, cuando D. tenía 5 años, nos dimos cuenta de que el proyecto no iba a salir adelante, y que debíamos tomar un camino alternativo. Llegamos a la educación en familia (aunque siempre habíamos estado en ella pero sin ser conscientes de ello) cuando el niño tenía más de 5 años y medio, con un poco de inseguridad.

En ese momento empecé a informarme de educar en casa y ¡¡me entró un agobio!! ¡¡AGGGGG cuántos años habíamos perdido!! Los niños educados en casa sabían tantísimas cosas, hacían tantísimas actividades...

Hasta ese momento habíamos seguido practicamente al pie de la letra el unschooling radical, no habíamos hecho nada "por aprender", claro que había habido muchos aprendizajes, pero todos se hacían en el momento en que la ocasión y el interés por su parte aparecía, siguiendo simplemente lo que el niño pedía conocer, sin motivarle ni animarle a nada.

Hasta el momento estábamos contentísimos y sorprendidísimos por observar cómo es cierto lo que dicen los defensores de la educación libre... los niños aprenden sin necesidad de motivaciones externas, realmente disfrutan de aprender, quieren aprender... qué maravilla.

Pero en esos momentos de situarnos como familia que iba a educar en casa, me di cuenta de que mi hijo sabía mucho de algunas cosas (dinosaurios por ejemplo) pero poquísimo de otras. Además también tomé conciencia de la importancia de que el niño cubriera unos mínimos, lo que nos podría evitar males mayores (legales).

No fue solamente un tema de comparación con otros y de miedo a la evaluación ajena, era algo más profundo, algo que me decía que había algún fallo en nuestro sistema educativo, aunque en esos momentos no acertaba a adivinar qué era.

Surgieron en mí muchas dudas e inquietudes. Algo me decía que no debíamos seguir sin ninguna programación ni objetivos ni nada por el estilo. Qué no podíamos levantarnos cada día y ver qué surgía para hacer, y eso todos todos los días, sin ninguna diferencia.

Así que pensé qué hacer. Elegimos un tema que le gustaba mucho (los dinosaurios) y comenzamos a hacer un lapbook. A él le gustó mucho, pero se cansó y no lo acabamos, yo tampoco lo animé mucho, sentía que no era nuestro momento.

Entre los 5,5 y los 6 años, durante esos meses antes del verano (en el verano no hemos hecho nada de nada) me debatí constantemente entre el programar o no programar, viviendo en la duda y cambiando de opinión a cada momento, fuimos haciendo las siguientes actividades iniciadas por mí con el único afán de "enseñarle algo" (seguramente hubo más pero no las recuerdo):

*Terminamos de aprender todas las letras mayúsculas (él había querido aprender algunas anteriormente), también aprendimos el orden del abecedario, comenzamos a aprender algunas minúsculas (pocas, no le interesan) y comenzamos a aprender a unir algunas pocas letras en sílabas (no está muy consolidado todavía)

*Hicimos algunos experimentos que le encantaron.

*Tratamos de comenzar un poco la escritura, que le cuesta muchísimo y no le gusta absolutamente nada.

*Intenté enseñarle alguna palabra en inglés, cosa que fue totalmente estéril.

*Leímos libros de historia, insectos, arácnidos, ballenas, serpientes, felinos, fenómenos atmosféricos, geología y dinosaurios. Todos le encantaron y los disfrutó un montón, porque son temas que le interesan mucho.

*Intenté leerle libros de otro tipo de animales (primates por ejemplo), teatro, rimas y poesías, biografías para niños, arte, música y geografía y nada de eso le interesó lo más mínimo.

Este año, nuestro segundo año de hacer educación en familia, contamos con la experiencia del año pasado aprendiendo de nuestro hijo, con todo lo que he aprendido buceando por la red y leyendo otros blogs, y con más seguridad interna.

Además ahora parto con la ventaja de que ya sé qué le fallaba a nuestro sistema unschooling. En primer lugar está el hecho de que ahora tenemos una bebé en casa que nos impide que siempre podamos dejar lo que estamos haciendo para centrarnos en las cosas que a D. le interesan y lo que le apetece saber en ese momento, los momentos de atención exclusiva y plena hacia él han disminuido considerablemente, y esos momentos hay que aprovecharlos lo mejor que podamos. También he tenido en cuenta que D. va creciendo y él mismo nos hace saber que necesita que le vayamos ampliando sus horizontes. Es imposible que sepa si le interesa un tema o no si nosotros no se lo mostramos, para lo cual tenemos que hacer una programación y un esfuerzo de planificación de los temas a mostrarle.

Así que durante este último mes he estado planeando el curso escolar, teniendo en cuenta todos los factores, también he valorado que ya nos encontramos en edad de educación obligatoria, pero sobre todo es forzoso tener siempre presente que él tiene su peculiar estilo de aprendizaje y que su única motivación para aprender es su propio interés, no vale de nada intentar que aprenda lo que no tiene ganas.

Con todo esto actualmente tengo una planificación consistente en una serie de temas que querría proponerle a mi hijo durante este año.

No tengo objetivos rígidos que él deba alcanzar. Trato de no tenerlos. Claro que me gustaría que hubiera aprendido a leer al final del año, con siete años. Pero sé que debo trabajar mis expectativas y mi frustración, y que no debo empeñarme en mis objetivos (basados más en lo que "yo necesito" para afianzarme, que en lo que él necesita realmente)

Lo que sí tengo es objetivos para mí, que yo debería intentar cumplir, y que consiste en planear actividades para todas las áreas que considero importantes con cierta perioricidad, algunas al menos una vez diaria, unas cuantas al menos una vez semanal, otras al menos una vez mensual, y algunas más al menos una vez trimestral.

Una vez al día (sin ninguna rigidez, por supuesto, entendiendo que muchos días pasaremos), tengo que intentar una actividad muy breve (minutos) que implique usar:

Lectura o aprendizaje de letras.
Operaciones sencillas mentales o resolución de problemas orales.

Al menos una vez semanal tengo que proponerle actividades cortas de 30 minutos o menos sobre:

Matemáticas o lógica.
Escritura o lengua.
Un experimento (actividad de duración indefinida).
Una manualidad (actividad de duración indefinida).
Inglés.
Cocina (actividad de duración indefinida).

Las mensuales serían:

Historia
Geografía
Biología
Música.

Las trimestrales serían:

Un proyecto corto de ciencias.
Arte.
Otros idiomas.

Esta programación hay que entenderla bajo las siguientes premisas:

- Son actividades que yo intentaré preparar para proponerle, lo cual no significa que haya que hacerlas forzosamente. Seguiremos los principios del aprendizaje libre (no hay objetivos que alcanzar ni actividades que realizar de forma obligatoria).

- Además de estas actividades se pueden (y seguro que así será) producir muchísimos otros momentos de aprendizaje que surjan iniciados por su interés y porque aparezca el momento oportuno. Tal y como hemos ido aprendiendo hasta el momento actual, sin ningún tipo de programación.

6 oct 2011

Razones para no escolarizar

Siguiendo con mi objetivo de ir reflexionando y escribiendo acerca de cual es mi forma de abordar la educación, hoy quiero ir anotando claramente las diferentes razones que me llevan a querer educar en familia y prescindir del colegio.

Actualmente, y dado que Z. es muy pequeña todavía, sobre todo me centraré en D. porque es por él por quien inicié este camino. Y de momento ni siquiera puedo saber si Z. irá al colegio o no lo hará. Considero poco probable que mi hija menor acuda al colegio, pero en cualquier caso, esto será algo que, como hemos hecho con D. valoraremos sus padres según lo que creamos que es mejor para ella en concreto, teniendo también muy en cuenta la opinión de la niña acerca de lo que ella desee, cuando esté preparada para expresar esa opinión.

Tengo una serie de razones de naturaleza muy diferente para prescindir de los colegios en la educación de D. Las principales razones son las siguientes:

1ª Mi experiencia personal en el colegio, si bien no fue nada mala (fui estudiante brillante, me encantaba aprender y además, a partir de cierta edad, fui bastante feliz en el colegio) sí que me posibilitó observar bien de cerca los peligros de este tipo de educación estandarizada. Durante todos mis años de escolaridad, y también por observarlo muy detenidamente en personas muy cercanas a mí, pude darme cuenta de qué modo hay un porcentaje de niños que no tienen cabida en el colegio, y que SIN QUE EL PROBLEMA PROVENGA DE SU FAMILIA DE ORIGEN son niños, que por algunas razones, se alejan de la normalidad imperante y necesaria para pasar por el colegio sin ser dañados por el sistema.

Hoy en día se habla de profesores de apoyo que intentan paliar estos problemas, pero la realidad sigue siendo la misma, niños estigmatizados y marcados desde pequeños con etiquetas de "conflictivo" "rebelde" "inatento" "poco capaz" "torpe" "lento" "inquieto" "raro" "difícil" o que se les cuelga cualquier cartel con un desorden que les sirve para poco más que llenarles la agenda de más y más clases de apoyo (logopeda, psicólogo, orientador escolar,...) en detrimento de su autoestima y de su tiempo de libertad y creación espontánea.

Niños que en lugar de ser aceptados como son se pasarán la vida luchando más que los demás para nunca llegar a ser como los otros, no porque sean "menos" sino porque son "diferentes", pero eso jamás lo sabrán, porque sus diferencias positivas serán constantemente ignoradas por un sistema que solo evalúa ciertos aspectos concretísimos de la personalidad.

Es decir, que mi primera razón para no escolarizar es porque sé que hay niños que en este sistema solo pueden fracasar, que desde el primer día ya se sabe, pero no se ofrecen alternativas reales para ellos, se les considera un "mal menor", un subproducto de una maquinaria que funciona a la perfección con el resto de la sociedad, por lo que no hay que preocuparse mucho de esos que no saben adaptarse a lo que funciona a los demás, un sistema que piensa que el fracaso será culpa de los fracasados (de su vagancia, de su poco empeño) o de su familia. Un sistema que se las tiene de integrador y que es muy excluyente con ciertas minorías.

2ª Mi segunda razón es de índole pedagógico.

Aún aceptando que a la mayoría de los niños el colegio no les causa ese daño, e incluso les funciona bien para aprender, aún así considero que hay demasiados casos en los que el sistema escolar asesina el gusto y la necesidad innata de todo ser humano de querer aprender.

Es más, se diría que es sorprendente que haya casos en los que el gusto por el aprendizaje sobrevive a semejante tortura. La búsqueda de resultados sustituye al placer de saber algo nuevo como objetivo educativo. El mensaje que la escuela envía a los niños es el siguiente:

Aprender es aburrido, es un trabajo para ti, un trabajo duro que es tu responsabilidad y que hay que hacer aunque no te guste, que ya sabemos que no te va a gustar y que te va a aburrir, pero debes hacerlo para obtener recompensas a corto y largo plazo. Estudia y saca buenas notas y obtendrás reconocimiento y aplausos ajenos, regalos, un trabajo bien remunerado, poder, riqueza, oportunidades, etc.

No se aprende para aprender simplemente, siempre es con una finalidad, porque ya se sabe que aprender es aburridísimo y una pesada obligación para los niños.

Este no es el mensaje que quiero que reciban mis hijos hasta detestar todo lo que huela a aprender.

3ª Mi tercera razón es de carácter práctico

No existen en mi región colegios de pedagogía adaptada a lo que yo considero que sería positivo para mi hijo. Tras intentar colaborar en la creación de uno de ellos me di cuenta de que la administración se empeña en ponerlo bien difícil para que solamente personas muy ricas o entidades con ánimo de lucro puedan crear centros educativos. Se hace de la educación un negocio amparado por el Estado.

4ª Una cuarta razón es ideológica. No confío en la buena fé ni del Estado ni de las autoridades educativas. Comprendo que ni ellos mismos pueden admitir la finalidad última que pretenden con la escolarización obligatoria, y entiendo que creen estar haciendo un bien social (lo que en muchos casos también es cierto, aunque no creo que sea la razón principal para que la educación sea obligatoria, creo que es una consecuencia, algunos niños se benefician de este hecho por casualidad). Creo que el Estado y los ciudadanos usan el colegio como centro de uniformidad y adoctrinamiento en los principios que les interese en el momento determinado al global de la sociedad.

En este momento actual el interés está puesto en el consumismo, ya que el crecimiento económico de los países occidentales está sustentado en un crecimiento constante del consumo por parte de sus ciudadanos.

Como ideológicamente me parece una idea aberrante que algún día la sociedad tendrá que asumir que tiene un techo que pronto llegará  a su fin, no deseo que a mi hijo le sea inculcada esta filosofía de vida, dañina para todos, irrealista y que fracasará más pronto que tarde.

5ª Y sobre todo, la quinta razón, pero la más importantísima de todas, mucho más allá que mis reflexiones ideológicas, pedagógicas, derivadas de mi experiencia personal o por incapacidad de tener la escuela que aceptaría para mi hijo, la principal razón para no escolarizar es MI HIJO.

Se trata de conocer a tu hijo y saber lo que necesita y lo que no necesita, lo que le va a ayudar a convertirse en la persona que debe ser y lo que le va a alejar de quien debe ser y de quien ya es. Saber lo que le va a dañar, lo que le va a favorecer, lo que hará feliz, lo que le hará ser un desgraciado,...

Esta es la única razón para mi marido y la principal para mí. Ambos conocemos al niño mejor que nadie, y sabemos lo que es bueno para él y lo que no lo es. Yo no pretendo ser tan prepotente como para dictar a los demás padres lo que es bueno para sus hijos. Parece que la sociedad sí es tan prepotente que cree saber mejor que yo lo que necesita mi hijo, lo que necesitan todos los niños. Pero en realidad a la sociedad le importan bien poco los niños y lo que ellos necesitan, desgraciadamente a la sociedad, un ente con vida propia que debería existir para servir a los ciudadanos y hacerlos más felices, a la sociedad solamente le importa ella misma y necesita estandarizar a sus ciudadanos y doblegarlos para que todos hagan lo que ella necesita para seguir siendo tal y como es y resistirse al cambio.

El miedo al cambio que existe en la conciencia general se extiende al miedo a lo diferente porque podría provocar el cambio tan temido. Esa es la realidad, lo demás (socialización, obligatoriedad legal, protección de los menores en situaciones de desamparo, bla bla bla) solamente son excusas para limpiar sus conciencias.